¿Y SI TODO PUDIERA CAMBIAR CON UNA RESPIRACIÓN CONSCIENTE ?
- Adriana Aranzábal

- 6 nov
- 3 Min. de lectura

Respirar es el primer y el último gesto de nuestra vida. Entre ambos, miles de inhalaciones y exhalaciones marcan nuestros días sin que realmente les prestemos atención.
Y, sin embargo, este gesto tan sencillo y automático influye profundamente en nuestra salud, nuestra energía y nuestro estado interior.
A menudo pensamos en la respiración como un reflejo que debemos usar cuando algo no va bien..
Pero aquí está la realidad: si nuestro cuerpo y nuestra mente no están acostumbrados a esta respiración consciente, será difícil acceder a ella en momentos de tensión.
Es un poco como pedirle a un músculo que nunca ha sido entrenado que corra un maratón…
La respiración también se entrena.
Cuanto más la practiques en calma, más aprende tu sistema nervioso a reconocer este estado de relajación y a volver a él fácilmente cuando la vida se acelera.
La neurociencia nos explica que nuestra respiración actúa como un interruptor entre estrés y calma.
Cuando inhalamos rápidamente o de manera entrecortada, enviamos a nuestro cerebro el mensaje de que hay que prepararse para reaccionar. El sistema nervioso simpático se activa: el ritmo cardíaco se acelera, los músculos se tensan y la atención se enfoca en el “peligro” que hay que enfrentar.
Pero cuando respiramos lenta y profundamente, dejando que la exhalación dure un poco más que la inhalación, el mensaje cambia: “Todo está bien. Podemos relajarnos.”
El cuerpo libera la tensión, el ritmo cardíaco se regula y la mente se abre nuevamente.
Este diálogo entre la respiración y el cerebro se da a través de una autopista invisible: el nervio vago, una especie de cable de comunicación entre el cuerpo y el sistema nervioso central.
Cuando respiramos lentamente, este nervio se activa, enviando señales de seguridad al cerebro.
Y aquí es donde ocurre la magia: las regiones del cerebro relacionadas con el miedo o el estrés, como la amígdala, se calman, mientras que otras áreas, como la corteza prefrontal (que nos ayuda a tomar distancia y razonar), retoman el control.
En otras palabras: la respiración consciente permite “reprogramar” el cerebro para pasar del modo supervivencia al modo serenidad.
Esto no es un concepto abstracto, es una verdadera gimnasia del cerebro y del sistema nervioso.
Y como en toda gimnasia, la clave es la regularidad. Respirar conscientemente unos minutos al día, incluso cuando todo va bien, entrena al cuerpo y a la mente para volver más fácilmente a este estado de calma cuando se presenta el estrés.
Entonces, tómate un momento ahora…
Dondequiera que estés, inhala suavemente por la nariz, siente cómo el aire llega hasta tu abdomen. Exhala un poco más lentamente, sin forzar…
Repite este ciclo dos veces más…
Y observa lo que cambia en ti, física, mental y emocionalmente…
¡Probablemente acabas de realizar tu primer entrenamiento de respiración consciente!
Esta respiración es tu anclaje. Te conecta con tu cuerpo, con tu presente, con la vida que fluye dentro de ti. Pasamos tanto tiempo corriendo, haciendo, pensando, planeando… y si la mejor manera de reencontrarnos fuera simplemente respirar?
Respirar conscientemente unos minutos al día puede ayudarte a calmar la mente, relajar el cuerpo y recuperar energía y equilibrio.
Tómate un momento otra vez… inhala suavemente por la nariz y exhala lentamente. Siente tu cuerpo y tu respiración. Tu conciencia está despierta, y cada respiración puede ser un pequeño paso hacia la calma y la serenidad.
¡Hasta pronto!


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